Nicki Becker: “La lucha por la justicia climática y la igualdad de género tienen que ir sí o sí de la mano”

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A sus 21 años, Nicki Becker es una de las principales referentes de la lucha contra la crisis climática en Argentina. Es una de las fundadoras de Jóvenes por el Clima Argentina y parte del movimiento Fridays for Future. En 2019 fue becada para ir a la Conferencia de Naciones Unidas contra el Cambio Climático en representación de la juventud argentina, donde conoció a Greta Thunberg y a activistas de todo el mundo. En 2021 entrevistó a António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, en el marco de la COP26 en Glasgow. Actualmente estudia la carrera de Derecho y es columnista en diversos programas radiales y en prensa escrita.

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¿Por qué la igualdad de género es clave para lograr un mundo más sostenible? 

La lucha por la justicia climática y la igualdad de género tienen que ir sí o sí de la mano. No hay forma de frenar la crisis climática sin tener a más mujeres en la toma de decisiones. Esta crisis afecta más a los sectores históricamente vulnerables, por ejemplo, a las mujeres y feminidades.
 
Sobre nosotras recaen las tareas de cuidado que no son pagas. Por ende, se produce la feminización de la pobreza. Esto hace que las mujeres sean más vulnerables a los impactos de la crisis climática (sequías, inundaciones, olas de calor, incendios) por no tener los recursos para enfrentar estas consecuencias, pero no debemos verlas como víctimas pasivas de la crisis climática.

Las mujeres y feminidades son uno de los motores de cambio para la crisis climática. Si hay más mujeres en la toma de decisiones que tengan educación ambiental, también será una de las soluciones a la crisis climática. 

¿Cuál es el rol de la juventud en la lucha contra el cambio climático? 

El rol de la juventud es clave. La aparición del movimiento juvenil en 2019 fue necesario para cambiar la narrativa, agregar la justicia social, la perspectiva de derechos humanos y de género a la lucha por el clima, que antes se asociaba nada más a un oso polar. La juventud logró instalar el tema en agenda. Somos quienes tenemos la responsabilidad de mover los límites de lo posible. A veces, con la crisis climática, parece que los cambios que tienen que suceder son difíciles y muy complejos, y lo son, pero la juventud tiene ese rol de cuestionarlo absolutamente todo y abrir los ojos, que no solo puede ser posible, sino que no nos queda otra alternativa. 

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¿Cómo te inspiró Greta Thunberg, a vos y a miles de jóvenes, para impulsar el movimiento Jóvenes por el Clima en Argentina? 

Greta es una amiga y compañera realmente increíble. A mí, como a muchos y muchas activistas, al escucharla nos abrió las puertas para entender que podíamos crear en nuestros propios países ese movimiento que ella había fundado en Europa. Desde un principio nos apoyó y nos ayudó. Hoy en día la sigo viendo como una activista increíble y una más del movimiento internacional, con la que trabajo a diario para diferentes proyectos y discutir diferentes cuestiones que van pasando.

¿Cuál es la participación de las mujeres en el movimiento ambientalista en Argentina? ¿Existe un movimiento fuerte ecofeminista? 

Si ves a lo largo de todo el mundo el activismo juvenil climático, siempre va a haber al menos una mujer o feminidad liderando esos movimientos, y no es casualidad. Nuestra generación creció con la lucha por la igualdad de género a flor de piel, es parte de nuestra identidad y eso se traslada a la lucha contra el cambio climático. Argentina no es una excepción, hay un montón de mujeres liderando diferentes movimientos con una participación super activa en el activismo juvenil. Existe un movimiento ecofeminista muy grande que sigue explorando esa relación entra la mujer y el ambientalismo, no como víctima pasiva, sino como agente de cambio. 

Participaste de la COP26 en Glasgow y entrevistaste al Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres. ¿Qué conclusiones te llevas? 

Lo que más me quedó de la conversación con António Guterres es la necesidad de que la juventud y la sociedad civil empiecen a tener un rol más importante en las cumbres climáticas. Incluso, en la última COP 26, fue difícil saber qué estaba pasando en la mesa de negociación.
 
Esa conversación fue fundamental para entender eso un poco más, expandirlo y democratizarlo para la gente, tanto aquellos que estaban ahí como para quienes no tuvieron la posibilidad de viajar. Otro de los temas más interesantes que charlamos fue la deuda climática.
Los países del norte tienen que hacerse cargo de dar financiamiento para el fondo verde que justamente después sirve a los países del sur global, como Argentina, para poder mitigar y adaptarse a los efectos de la crisis climática, algo que está muy relacionado con la deuda externa que tenemos que pagar como país, y que falló mucho en la última COP, ya que se esperaban muchos más anuncios y compromisos y esto no sucedió.

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¿Qué acciones ves necesarias para empoderar y proteger a las mujeres defensoras del medio ambiente y los recursos naturales? 

Darles una voz real, no digo incluirlas en un panel, ponerlas en la toma de decisiones. Que no decidan sin ellas el futuro y el presente que están viviendo. Es un paso fundamental que nuestra generación trae incorporado por haber crecido con la lucha de la igualdad de género, pero aún falta un montón. 

Últimamente se habla mucho del aumento de ansiedad climática o ecoansiedad en jóvenes. ¿Cómo está afectando la crisis ambiental a su salud mental? 

El término de ansiedad climática es interesante porque antes asociábamos a la crisis climática como un problema del futuro. Se hablaba mucho de que a los y las jóvenes les daba miedo el futuro. A mí me cuesta mucho proyectar cuál va a ser el futuro con el que mi generación se va a tener que hacer cargo. Por ejemplo, ahora en Corrientes se incendió más del 10% de la provincia y eso va a ser parte de nuestra normalidad si no se toman acciones necesarias, e incluso si se toman, tenemos que prepararnos a que eso va a ocurrir con mayor intensidad. La ansiedad climática, en el sur global, sobre todo, es entender que es una cuestión que nos preocupa hoy en día y que si dedicamos tanto tiempo al activismo ambiental no es porque lo estemos eligiendo y nos encante, sino porque no nos queda otra y porque es necesario para garantizarnos ese futuro en un mundo que sea habitable. 

¿Cómo podemos incorporar a más mujeres en los espacios de toma de decisiones para crear políticas ambientales con perspectiva de género? 

Es esencial incorporar a más mujeres en la toma de decisiones. Si una se pone a ver qué sucedió en la cumbre climática de Glasgow en 2021, solo el 25% de quienes están tomando las decisiones son mujeres. Al ser uno de los grupos vulnerables, deberían tener más representación y también las jóvenes que estén viviendo las consecuencias de la crisis climática. Ese sería un paso fundamental para lograr una acción climática mucho más ambiciosa, tener gente que tome decisiones y que esté viviendo lo que la crisis climática es en verdad. 

¿Cuáles son las acciones más urgentes para reducir el impacto de los desastres ambientales y el cambio climático en la vida de mujeres y niñas? 

Las acciones fundamentales tienen que ver con la transición energética y con que los países del norte global, que son los mayores responsables de que estemos en esta situación, den el financiamiento necesario a los países del sur global para que justamente puedan mitigar y adaptarse a los impactos de la crisis climática.

La transición energética será fundamental para empezar a abastecernos de energías renovables y limpias que sean compatibles con la crisis climática y dejar atrás a los combustibles fósiles, que son el sector que más gases de efecto invernadero emiten y lo que causa el cambio climático. Todo el sector energético genera casi un 70% a nivel mundial. 

La adaptación al cambio climático tiene que ver con que las mujeres y niñas tengan más acceso a la educación y más recursos; que no trabajen con tareas de cuidado y domésticas que después no sean pagas y, por ende, les hagan caer en la feminización de la pobreza. Eso es una medida para el cambio climático porque es darle a un grupo vulnerable más herramientas para enfrentar los impactos que esta crisis trae.