Jiyunt Uyunkar: la Escuela Antisuyu Warmikuna nos da la oportunidad de abrir el camino a que más mujeres indígenas exijan sus derechos

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Jiyunt

El fortalecimiento de las capacidades de las mujeres amazónicas es una medida fundamental para reducir las brechas de género existente en esta región del país. De acuerdo con el Diagnóstico de situación de las mujeres amazónicas, elaborado por ONU Mujeres en el marco del Programa ProAmazonía, en estas regiones las brechas superan a la media nacional en carencias en empoderamiento físico, económico y sociopolítico.

Por esta razón, y con el fin de fortalecer la capacidad de gestión y liderazgo de mujeres de las nacionalidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana, surge la Escuela Antisuyu Warmikuna en el marco del convenio que tiene el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica  y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con ONU Mujeres, a través del Programa PROAmazonía, para apoyar el desarrollo equitativo de las mujeres amazónicas e implementar el enfoque de género en las actividades que ejecuta el programa en esta región.

Desde 2019, la escuela ha recibido a varias lideresas indígenas de la Amazonía que buscan capacitarse en temas como la igualdad de género, derechos de las mujeres, liderazgo y organización, cambio climático, inclusión financiera, entre otros temas importantes para su empoderamiento personal y económico: así como su aporte fundamental al desarrollo de la población de sus comunidades en armonía con su entorno.

 

Espacios de intercambio para fortalecer la participación

Jiyunt Uyunkar, es una lideresa indígena de la nacionalidad Achuar de la provincia de Morona Santiago que forma parte de los procesos de formación que ofrece la escuela Antisuyu Warmikuna. Para ella el formar parte esta experiencia le brinda la oportunidad de crecer no solo en el ámbito profesional sino también en el personal: “En la escuela conocimos a mujeres de diferentes nacionalidades, con diferentes realidades pero que enfrentan problemas comunes como la defensa del territorio, vivimos la misma violencia, intrafamiliar y violencia política”.

Esta es una de las razones principales, por las que Jiyunt participa activamente en la escuela, ella es locutora en el programa radial Remando, que se trasmite a través de “La Voz de la CONFENIAE”. Ella junto a dos compañeras utilizan este espacio para presentar y hablar sobre diversos temas bajo la perspectiva de género. Para ella tener y fortalecer estos espacios permite dar voz a los pueblos indígenas: “las mujeres no tienen espacios para expresarse, demandar sus necesidades o contar su lucha. Si yo me formo y conozco más sobre los derechos de las mujeres, puedo hacer que a través del programa se respeten los derechos de mis compañeras, hacer que se escuche su voz y la de muchas personas más”.  

Desde que la escuela inició sus actividades por sus aulas han pasado mujeres líderes de más de 56 comunidades amazónicas, pertenecientes a 11 Nacionalidades. Si bien la pandemia obligó a repensar una nueva forma de enseñanza a distancia y en grupos pequeños. Esto no impidió continuar con la formación y fortaleció el sentido de pertenencia por parte de las alumnas quienes ven en esta escuela un espacio para compartir entre mujeres y compañeras. 

“A mí especialmente, como comunicadora, en estos espacios puedo conocer las historias de mujeres de otras comunidades, nos da un panorama más amplio de lo que hacen y sufren las compañeras en la lucha por la igualdad de género, nos da información valiosa que después pongo en debate a través de mi programa, porque son temas que no se hablan y que deben hablarse en especial para poner fin a la violencia contra mujeres y niñas”.

 

Un espacio para sensibilizar y socializar

Uno de los pilares fundamentales de la escuela es el poder de réplica; es decir que las mujeres que asisten pueden socializar con otras mujeres de sus comunidades los conocimientos adquiridos durante la capacitación: “Tengo muchas ganas de seguir aprendiendo, la escuela nos brinda la oportunidad de abrir el camino a que más mujeres indígenas exijan sus derechos para que fortalezcan sus capacidades y puedan participar en la toma de decisiones de su comunidad”, señala Jiyunt.

En los ojos de Jiyunt se refleja la esperanza de un cambio positivo para las mujeres y niñas indígenas que son las principales defensoras de los derechos colectivos de sus pueblos. 

Ahora, Jiyunt Uyunkar anima a otras mujeres a que participen en las capacitaciones, porque tiene la confianza de que a través de estos procesos que fortalecen y dan voz a las mujeres indígenas, “más mujeres se sumarán a la lucha contra el cambio climático, la pobreza, la violencia de género y los conflictos armados”.