Hombres que rompen los paradigmas para construir masculinidades igualitarias

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

Alrededor del mundo, persisten fuertes normas sociales y culturales que perpetúan los desequilibrios de poder entre hombres y mujeres. Esta construcción social en torno a lo masculino, reproduce estructuras de desigualdad y violencia que impiden alcanzar la igualdad en todas sus formas. La erradicación de la violencia contra las mujeres demanda una mirada más profunda e integral, en donde se fomenten masculinidades que abracen el cuidado, la solidaridad, la empatía y el respeto en todos los vínculos sociales. El proyecto Caminando de ONU Mujeres, junto a CORAPE, a través de la iniciativa Masculinidades en movimiento, promueve la transformación de los imaginarios sociales en torno a la masculinidad tradicional hacia nuevas masculinidades corresponsables y no violentas.

Romero y Roble son dos de los 800 hombres que se capacitan para formar parte de la estrategia de ONU Mujeres destinada a la prevención de la violencia basada en género (VBG) y caminar hacia la igualdad de género. La importancia de convertir en aliados a los hombres en esta materia es también esencial, más aún cuando la VBG es un fenómeno estructural. En Ecuador, de acuerdo a los datos oficiales, 6 de cada 10 mujeres (60,6%) han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas, perpetradas en un 70% por sus parejas o parejas anteriores; y 1 de cada 4 ha vivido violencia sexual (25,7%).

Masculinidades en movimiento ha abierto un mundo totalmente desconocido para Romero, “porque aparte de masculinidades, se habla de géneros y de cómo el sistema tan machista en el que vivimos impide a las mujeres gozar de sus derechos en igualdad de condiciones”. Añade que “debido al medio social, cultura y costumbres de los hombres, las mujeres viven constantemente violencia en contra de ellas”. En el caso de Romero, estos talleres le han ayudado a “identificar muchos comportamientos y he tratado de modificarlos en mi vida y en la de mi familia”.

 

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

De hecho, por ejemplo, ha comenzado a entablar mayores lazos afectivos con su hija “para conocer más su perspectiva y preocuparme de la gran violencia que afecta a las mujeres”. En este sentido, Romero cree que los hombres también deben ser una parte importante para la construcción de un mundo igualitario con masculinidades no violentas “ya que al integrarlos, comenzamos a concienciarnos y a interiorizar que uno tiene corazón y sentimientos, y por qué no reconocerlos ante la sociedad”.

Este aspecto es compartido, al mismo tiempo, por Roble. “Como hombres somos muy cerrados a nuevas ideas, y en medio del taller, tuvimos que abrazarnos, agarrarnos las manos e imaginar una vida en pareja. Son cosas que rompen los paradigmas de esa masculinidad tradicional”. Para construir nuevas masculinidades, “se debe romper con la idea de cómo debe ser un hombre: siempre firme y fuerte, nunca llorar ni demostrar sentimientos”, añade Roble, quien sentencia que este tipo de talleres “sensibilizan a los hombres y dan cuenta de que no es verdad lo que siempre nos han enseñado y cómo debemos comportarnos”. Precisamente, esa enseñanza errónea “me ha hecho sacar ese chip de mi cabeza para una nueva masculinidad más igualitaria, que no vea lo femenino por debajo, sino que vea que todos somos seres humanos iguales”, comenta Roble.

 

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

Masculinidades en movimiento nace desde una mirada lúdica en la que los hombres juegan mientras replantean los preceptos de la masculinidad tradicional que los limitaba. “Te cambia la perspectiva de vida, y te conviertes en un portavoz para que las cosas vayan cambiando, no solo en uno mismo, sino también en otras personas, y ser un multiplicador de estas nuevas masculinidades”, dice Roble, quien aplica estos aprendizajes entre su círculo de amistades y compañeros de trabajo. “Rechazo el maltrato contra la mujer y el machismo de los hombres. No lo comparto y me ha tocado intervenir de una u otra manera ante ese tipo de situaciones”, afirma.

Por tanto, añade que estas acciones que desarrolla Caminando conlleva beneficios para la sociedad, puesto que “te hace empatizar más sobre la situación real, te ayuda a que puedas cambiar el estilo de educar y enseñar a tus hijos para inculcarlos hacia un mundo más igualitario”. La corresponsabilidad en las tareas del cuidado en los hogares permite a las mujeres desarrollarse personal y profesionalmente, promoviendo igualdad y transformaciones sociales. Es así que la mirada de nuevas masculinidades supone para los hombres asumir mayores responsabilidades hacia el cuidado de las demás personas, pero también de uno mismo, aumentando la autoestima y la calidad en las relaciones tanto con las mujeres como con otros hombres.

 

* Por razones de seguridad, hemos protegido los nombres de las personas que autorizaron a ONU Mujeres y que participaron en esta serie testimonial.