Caminando empodera a mujeres para combatir la violencia basada en género

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Caminando empodera a mujeres para combatir la violencia basada en género

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

De acuerdo al Diagnóstico sobre violencia basada en género en mujeres migrantes y  refugiadas de ONU Mujeres, 8 de cada 10 mujeres en situación de movilidad humana han sufrido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida. La pandemia oculta de la violencia contra las mujeres representa un continuum en sus vidas y se ve exacerbada en situaciones de crisis o conflictos, como la diáspora venezolana y la emergencia sanitaria debido a la COVID-19.

Frente a este escenario, el proyecto Caminando de ONU Mujeres ha buscado empoderar a las mujeres migrantes, refugiadas y de las comunidades de acogida en su derecho a vivir libres de violencia. A través de procesos formativos virtuales y presenciales, 1500 mujeres en la frontera norte emprendieron el camino para buscar el pleno ejercicio de sus derechos en igualdad y dignidad.

La frontera entre Ecuador y Colombia ha sido un territorio afectado por los efectos del conflicto armado colombiano durante décadas en las que mujeres en situación de movilidad humana han escapado de la violencia. En 2016 el gobierno de Colombia y las FARC firmaron los Acuerdos de Paz tras más de medio siglo de conflicto armado en el país vecino. No obstante, “la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso participativo, positivo y dinámico donde se fomenta el diálogo y los conflictos se resuelven en una atmósfera de mutuo entendimiento y cooperación”, como expresa la Asamblea General de la ONU en el marco del Día Internacional de la Convivencia en Paz.

Actualmente, la violencia armada continúa en el país vecino ante la presencia de grupos armados irregulares, lo que aún provoca el desplazamiento forzado de personas en busca de protección internacional en Ecuador. Sobre todo las mujeres que transitan la frontera y siguen sufriendo violencia cada día, el 70% confiesa haber sufrido violación o sexo forzado, siendo el 40% perpetrado por grupos irregulares armados y el 7% por policías o militares.

Es el caso de Begoña*, madre soltera de 40 años que llegó hace casi dos años a Ecuador huyendo de la violencia. Muy joven, tuvo que salir de su pueblo natal, tras la desaparición de su hermano y temer por la vida de sus hijos y la suya propia: “Uno no puede denunciar. Me da miedo que me vayan a secuestrar a los niños, los vayan a reclutar o no verlos más. Me vine buscando refugio a Ecuador por el bien de mis hijos, huyendo de la guerrilla y de la delincuencia común”.

A los pocos meses de llegar, se declaró la emergencia debido a la pandemia de la COVID-19. Para las mujeres refugiadas y migrantes, la emergencia acrecentó sus vulnerabilidades, aumentando el desempleo, la carga en los cuidados y tareas del hogar, y exponiéndolas a mayores riesgos de violencia de género. “Lo más difícil de estar acá fue que no había fuentes de trabajo, pero es más tranquilo que mi tierra”, cuenta Begoña que añade que la vulnerabilidad en ocasiones toma forma de explotación laboral: “Sentí bastante la discriminación, porque como no soy de acá, quieren que trabaje por nada, pero por la situación que pasaba, me tocaba trabajar más de 12 horas por 5, 8 ó 10 dólares”.

 

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

 

Ahora, a través del capital semilla del proyecto Caminando, Begoña puso en marcha su emprendimiento de comida, adaptándose a las preferencias de sus clientes. “La hermana de la dueña de la casa donde vivo me enseñó a cocinar corviche. El proyecto Caminando me ha brindado la ayuda con la cual me estoy sosteniendo en estos momentos”.

De hecho, Begoña reconoce que los talleres que recibió sobre los derechos de las mujeres le sirvieron como un aliciente más para emprender y trabajar con dignidad: “Nosotras las mujeres sí podemos salir adelante. Eso me da ánimos para seguir adelante con mis hijos, dándoles un buen ejemplo de vida, y de que sí se puede”.

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

Otro estigma que sufren las mujeres en situación de movilidad humana es la hipersexualización, especialmente las mujeres colombianas y venezolanas. Eso sumado a que en la frontera norte y sur del Ecuador la VBG es mayor (68%) al del promedio nacional (65%), y que la violencia sexual a la que están expuestas durante el proceso migratorio afecta a 6 de cada 10 mujeres. Esto incrementa, a su vez, riesgos asociados como el acoso, el abuso, la violación, la explotación, la trata de personas, el sexo transaccional y el sexo por supervivencia.

Tres años atrás, cuando Yasmín* salió de Colombia “por la violencia que se vive”. En Ecuador, “sufrí abuso de poder por conseguir empleo, el dueño de una empresa quiso abusar de mí. Hoy puedo decirlo libremente, antes me causaba mucho dolor”. Cuenta Yasmín que desde que llegó al país “me he vuelto más fuerte, más perseverante y puedo invitar a mis compatriotas, a las migrantes y refugiadas que no es imposible salir adelante en un país desconocido”.

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Foto: ONU Mujeres/Caminando

Este pensamiento también lo comparte Daylin, una mujer venezolana que ha logrado emprender su negocio de manicure con el capital semilla de Caminando: “He aprendido a empoderarme, saber que el ser madre soltera, no me limita a salir adelante con mis hijos, a pesar de que soy migrante, porque tengo bases y herramientas”.

Daylin es parte de las participantes del proceso formativo de Caminando, donde aprendió a empoderarse y a caminar hacia una vida libre de violencia a través del pleno ejercicio de sus derechos. Actualmente, Daylin, enseña su oficio a otras mujeres, porque quiere compartir y extender sus conocimientos: “Quiero ayudar a otras mujeres para que aprendan, que crezcan y que ellas mismas puedan valerse por sí solas”.

De esta manera, Caminando contribuye a que las mujeres migrantes, refugiadas y ecuatorianas construyan espacios de igualdad libres de violencia y les entrega las herramientas para su empoderamiento y autonomía. Para ello, 1.500 mujeres han fortalecido sus destrezas y conocimientos para la generación de medios de vida sostenibles y la promoción de entornos protectores que aseguren el ejercicio pleno de sus derechos sin limitación de su género o nacionalidad.

El proyecto Caminando: Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres en situación de desplazamiento y refugio y de las mujeres en comunidades de acogida en la frontera norte y sur del Ecuador inició en septiembre de 2019 con el objetivo de abrir caminos para la incorporación del enfoque de género en las acciones humanitarias de las zonas fronterizas del Ecuador en las provincias de Esmeraldas, Carchi, Sucumbíos, Imbabura y El Oro, y se implementa gracias a los fondos de la Oficina de Población, Refugiados y Migración de los Estados Unidos de América. Durante su ejecución, nos acercamos a las experiencias de Begoña, Yasmín y Daylin como sobrevivientes de VBG.

* Nombre protegido por razones de seguridad. La persona autorizó a ONU Mujeres a contar su historia.

Conoce más cifras en materia de violencia contra las mujeres en el Ecuador aquí

 

 

Fuentes

ACNUR y ONU Mujeres (2018). Mujeres, violencias y frontera. Estudio sobre mujeres venezolanas en condición de movilidad humana, en riesgo de explotación y violencia sexual en la frontera norte de Ecuador.

INEC (2019). Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres – ENVIGMU.

ONU Mujeres (2020). Diagnóstico sobre la situación de las mujeres en movilidad humana en relación con la violencia basada en género.

ONU Mujeres y CARE (2020). Análisis Rápido de Género de América Latina y el Caribe.