Información actualizada sobre las crisis: Mujeres de Siria, ocho años inmersas en la crisis

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Women walk through the Zaatari Refugee camp in Jordan.
Za'atari en Jordania. Foto: ONU Mujeres/Christopher Herwig

Ocho años. Desde el inicio del conflicto, la crisis de Siria ha provocado que haya más de 6.6 millones de personas desplazadas internas y que más de 5.6 millones de habitantes sirios abandonen el país.

La crisis humanitaria prolongada en Siria tiene consecuencias devastadoras para las mujeres y las niñas. Desde la inseguridad alimentaria hasta la pérdida de oportunidades, la falta de agua segura o servicios sanitarios, así como los altos índices de violencia de género, las mujeres y las niñas son las principales víctimas de la crisis. El 69 % de las comunidades manifestaron su preocupación respecto del matrimonio precoz.

ONU Mujeres está trabajando para abordar las necesidades de las mujeres y las niñas refugiadas, y fomentar su liderazgo en los procesos de solución de conflictos, consolidación de la paz y recuperación.

Espacios seguros y capacitación en habilidades

Caption: Intesar Hassan, 20, Syrian refugee woman enrolled in the UN Women’s cash-for-work programme in the hairdresser workshop at ‘Oasis Center for Resilience and Empowerment of Women and Girls’ in the Azraq refugee camp. Photo: UN Women/Lauren Rooney
Intesar Hassan, 20. Foto: ONU Mujeres/Lauren Rooney

A los 17 años, Intesar Hassan se hizo cargo de su familia después de irse de Siria en 2015. Vive en el extenso campamento de personas refugiadas de Azraq, Jordania, con su padre enfermo y cinco hermanos y hermanas.

 “Al principio, fue muy difícil,” recuerda. Cuando surgió la oportunidad de unirse al programa de efectivo por trabajo de ONU Mujeres, no lo pensó ni un segundo. “Sabía que era una manera de mantener a mi familia. Fue la mejor decisión que tomé”. Leer más►

En la actualidad, Hassan gana un salario como cosmetóloga calificada y ofrece servicios de maquillaje, peluquería y manicura en el campamento de gran extensión. La condición de refugiada constituye el nuevo estilo de vida para miles de mujeres como ella, y ninguna sabe si volverá a tener otro hogar ni si regresará a Siria. Buscar maneras de atender tanto sus necesidades como las de sus familias se ha convertido en un asunto de carácter urgente.

En los campamentos de personas refugiadas de Azraq y Za’atari, en Jordania, ONU Mujeres ha estado creando espacios seguros junto con programas de empoderamiento económico para las mujeres y las niñas desde 2012.

Más de 16.000 refugiadas aprovechan los beneficios anuales que aportan los cuatro centros de mujeres llamados “Oasis”, entre ellos, más de 400 programas de efectivo por trabajo, servicios de cuidado infantil, asesoramiento y derivaciones para los casos de violencia de género.

Hadeel Al-Zoubi, in orange, leading creative activities with Syrian refugee children to commemorate World Refugee Day in 2015 at the UN Women Oasis in the Za’tari refugee camp. Photo: UN Women/Christopher Herwig
Hadeel Al-Zoubi. Foto: ONU Mujeres/Marta Garbarino

“El proyecto de costura es un pequeño refugio para las mujeres en un enorme mundo de locos. Cuando se toman un descanso de sus tareas, ríen, bromean y hasta bailan,” relata Hadeel Al-Zoubi, Auxiliar Superior de Campamentos de ONU Mujeres en el campamento de Za’atari. “El empoderamiento no se trata de decirles a las mujeres lo que necesitan. Me gusta preguntarles lo que quieren y necesitan... Son ellas las que deben tomar sus decisiones”.

En uno de los programas de efectivo por trabajo, se producen 1000 kits para bebés por año, que se distribuyen entre las madres del campamento de Za’atari.

Para ayudar a las mujeres que trabajan fuera de los campamentos, ONU Mujeres, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) organizaron sesiones de capacitación y sensibilización, y ferias de empleo en los centros OASIS, lo que aumentó la cantidad de permisos de trabajo emitidos para las mujeres refugiadas sirias de un 3% en 2017 a un 11% en enero de 2018.

ONU Mujeres también se encuentra trabajando con las refugiadas sirias en Líbano, Iraq y Turquía a fin de empoderarlas para que aprendan habilidades y ganen ingresos decentes, además de generar conciencia sobre la violencia de género.

En Líbano, 2100 mujeres refugiadas sirias y mujeres y jóvenes libanesas provenientes de comunidades afectadas por conflictos adquirieron habilidades vocacionales para aumentar sus ingresos como parte del programa “Strengthening Resilience and Protection of Women and Youth in Host Communities (Fortalecimiento de la resiliencia y la protección de las mujeres y jóvenes en las comunidades de acogida)”, financiado por el Gobierno de Japón.

Disminución de la vulnerabilidad de las mujeres refugiadas a la violencia en las comunidades de acogida

Menal Suleyman, de 38 años, se fue de Siria con sus hijos después de que falleció su marido, y casi se ahoga dos veces durante sus intentos de escapar. Pudo recuperar las esperanzas en el “Centro de Mujeres SADA”, que cuenta con el apoyo de ONU Mujeres, situado al sudeste de la ciudad de Gaziantep, Turquía.

“Antes no sabía cómo usar una computadora. Ahora, cuando asisto a clases, mi hijo más pequeño, Yusuf, permanece en el jardín de infantes de SADA”, comenta. Suleyman ha tomado clases de turco y recibió capacitación en inscripción de pacientes para poder trabajar como secretaria de centros médicos.

Menal Suleyman, at the age of 30, is a mother of three, a widow, and a refugee from Syria. Photo: UN Women/Sinem Aydin Lopez
Menal Suleyman. Foto: ONU Femmes/Sinem Aydin Lopez

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Retibe Bilal, otra refugiada siria que vive en Gaziantep desde 2013, se divorció de su marido maltratador después de que llegaron a Turquía. Se enteró sobre el Centro SADA por medio de una vecina y recibió asistencia jurídica y asesoramiento psicosocial. “El Centro me ayudó a desarrollar mi autoestima y a empoderarme. Descubrí mis habilidades, aprendí cuál es mi lugar en la sociedad y sobre mis derechos”, comenta Bilal.

Creado y gestionado por ONU Mujeres, con el apoyo económico del Fondo fiduciario regional de la Unión Europea en respuesta a la crisis siria y el Gobierno de Japón, el Centro de Mujeres SADA se gestiona en colaboración con la Municipalidad Metropolitana de Gaziantep. El Centro ofrece capacitación en habilidades básicas y vocacionales, cursos de idioma y asesoramiento para ayudar a las mujeres refugiadas a acceder a oportunidades laborales decentes. Asimismo, presta apoyo psicosocial y proporciona orientación para beneficiarse de los servicios locales de empleo, prevención de la violencia de género, salud y educación. Desde que el Centro abrió sus puertas en septiembre de 2014, se registraron cerca de 2500 mujeres y niñas, en su mayoría, refugiadas sirias.

Aparte de brindar estos servicios fundamentales, ONU Mujeres también apoya a los Gobiernos para que promulguen leyes y políticas favorables que empoderen a las mujeres refugiadas y las mujeres en las comunidades de acogida. Por ejemplo, entre 2016 y 2018, ONU Mujeres prestó asistencia técnica al primer Plan de Acción Nacional de Jordania para implementar la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relativa a las mujeres, la paz y la seguridad. El Plan, que se presentó a principios de 2018, busca reformar el sector de seguridad para que sea sensible al género y se centra en generar conciencia sobre los derechos, el acceso a la justicia y los servicios disponibles para las mujeres refugiadas sirias y las mujeres jordanas que son víctimas de casos de violencia.

Liderazgo de las mujeres sirias y creación de coaliciones

Monira Hwaijeh, one of the 12 members of the Syrian Women’s Advisory Board speaks at an event at UN Headquarters in New York. Photo: UN Women/Ryan Brown
Monira Hwaijeh. Foto: ONU Mujeres/Ryan Brown

“Estamos aquí para expresar nuestro dolor e identificar lo que tenemos en común”.

Alrededor de 200 mujeres líderes sirias se reunieron para hablar sobre cómo promover los derechos de las mujeres en Siria en una conferencia llevada a cabo en Beirut, Líbano, el 25 y 26 de junio de 2018. 

Convocada por ONU Mujeres, la conferencia fue parte de sus actividades de promoción y creación de coaliciones con mujeres líderes y activistas de Siria desde 2014.

En febrero de 2016, se estableció el primer Consejo Consultivo de Mujeres de Siria, integrado por 12 representantes independientes de la sociedad civil procedentes de diversos contextos. Las representantes consultaron periódicamente con el Enviado especial de las Naciones Unidas para Siria y lo incluyeron formalmente en las conversaciones de paz. Seis integrantes del Consejo Consultivo eran parte de un grupo de mujeres líderes sirias que habían participado en una reunión organizada por ONU Mujeres cuando se inició el proceso de paz de Siria.

“Venimos de contextos diversos y opuestos, pero logramos generar consenso a partir de nuestro programa común de paz,” expresó Monira Hwaijeh, de 58 años, una de las 12 integrantes del Consejo Consultivo de Mujeres de Siria (SWAB) cuando se dirigió a ONU Mujeres.

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De acuerdo con Hiba Qasas, Asesora de Programas y Jefa de la Sección de Estados Árabes de ONU Mujeres, es fundamental crear coaliciones con y entre las mujeres de Siria: “ONU Mujeres ha estado promoviendo junto con las mujeres de Siria su papel legítimo como voces en pro de la paz, fomentando sus capacidades de liderazgo, reuniendo a mujeres de diversos contextos y opiniones, y apoyándolas en el proceso de identificación y unificación en torno a un programa común de paz”.

Según las palabras de Insaf Hamad, otra integrante del Consejo Consultivo de Mujeres de Siria: “Nosotras, las mujeres de Siria, podemos ser, y quizás seamos, la pieza principal para la paz y la reconciliación de Siria”.