Mujeres y mercado laboral informal: vulnerabilidad y pobreza

Fecha:

Día Naranja 25 Julio 2014

“Quedar en una silla de ruedas para el resto de mi vida, junto a mis hijos imagínese (…) Yo antes trabajaba en limpieza de departamentos, ahora me toca vender caramelos, maní y habitas en la calle, ese es mi trabajo ahora y así saco adelante a mis tres hijos”.

“Sol”
Sobreviviente de intento de femicidio
 
(Ecuador, 2013)
 
El pasado viernes 25 de Julio nos vestimos de naranja  para reflexionar sobre los efectos de la violencia basada en género y el mercado laboral informal.
 
En Ecuador:
 
  • El 40.2% de la población ocupada en el sector informal en el ámbito nacional, son mujeres. 
  • En 94.1% de las personas ocupadas en el servicio doméstico en Ecuador son mujeres. 
  • En el área rural, el 73% de las personas ocupadas en actividades de la economía informal, son mujeres. 
La economía informal es un recurso para muchas personas en situación de vulnerabilidad. Las mujeres están representadas de manera significativa en ésta y es uno de los grupos más marginados y con mayores limitaciones para ejercer plenamente sus derechos.
 
Las consecuencias de trabajar en el sector informal van más allá de la precariedad económica y la exclusión social.
 
Comparadas con las personas que trabajan en el sector formal de la economía, quienes trabajan en el sector informal de la economía por lo general tienden a:
 
  • tener menos acceso a la infraestructura básica y a los servicios sociales básicos;
  • enfrentar mayor exposición a contingencias comunes (p. ej. salud, propiedad, incapacidad y muerte);
  • tener menos acceso a los medios para enfrentarse a estas contingencias (p. ej. salud, propiedad, incapacidad o seguro de vida);
  • tener niveles más bajos de salud, educación y longevidad;
  • tener menos acceso a bienes financieros, físicos y otros bienes productivos;
  • tener menos derechos y beneficios de empleo;
  • tener menos asegurados los derechos de propiedad sobre el terreno, vivienda u otros bienes productivos; y
  • enfrentar mayor exclusión por parte del estado, mercado e instituciones políticas que determinan las ‘reglas del juego’ en estas varias esferas
La violencia de género es una de las principales causas por las cuales muchas mujeres trabajan en el sector informal.
 
Propicia el ausentismo por las consecuencias de la violencia: necesidad de reposo, necesidad de servicios de salud y/o, servicios legales entre otras; este ausentismo, así como la sobrecarga de trabajo por la responsabilidad exclusiva de las tareas del cuidado y otros efectos de la discriminación basada en género limitan el acceso de las mujeres al empleo formal.